El Ayurveda, medicina tradicional de la India, basa sus teorías en la tridosha: las fuerzas vata, pitta y kapha, que explican el funcionamiento de los seres vivos, su equilibrio y desequilibrio.
Estas fuerzas o energías cumplen funciones fisiológicas y mentales, y se ven influenciadas por los factores externos, teniendo ciclos. Van aumentando o disminuyendo, afectadas por el clima, la estación, la edad, las relaciones, nuestros hábitos… en fin, todo lo que nos rodea y nuestro estado interno tienen influencia en el aumento o disminución de estos “doshas”. Otra cosa muy importante a destacar es la premisa que explica esa influencia: “lo similar incrementa lo similar y lo contrario lo disminuye”.  
En otoño, aumenta el dosha vata, que tiene influencia en el sistema nervioso, colon, respiración, movimientos, creatividad y muchas otras funciones del cuerpo. Vata es como el viento (frío, seco, irregular, liviano, móvil) y el viento fresco caracteriza el otoño. Por lo tanto, en otoño podemos empezar a sentir en nuestro cuerpo los aumentos de este dosha.
Los signos de un vata desequilibrado son: resequedad de la piel, los labios y las fosas nasales, dolor de oídos y zumbidos, hinchazón abdominal, estreñimiento, gases, hiperactividad (incluido el hablar de forma impulsiva), insomnio y patrones interrumpidos del sueño, manos y pies fríos, sensibilidad al frío, debilidad, inquietud y fatiga, olvidos y una concentración pobre, nervios, temor y ansiedad. Por otro lado, un vata equilibrado se demostrará con vitalidad, imaginación, creatividad, intuición, espontaneidad, alegría, adaptabilidad, iniciativa y buena comunicación.
La situación que estamos viviendo como humanidad en esta pandemia, también hace aumentar este dosha: aparecen miedos, sentimos limitaciones, preocupaciones, desaliento… por eso sería de vital importancia cuidarlo más que nunca. 
Una de las propuestas para equilibra a vata en esta época es una depuración suave, basada en hábitos y algunos consejos de alimentación:
Alimentación sátvica: ¿Qué significa esto? Alimentarnos con comida que tenga la mayor cantidad de energía vital posible (Prana para el Ayurveda). Estos son los alimentos en su estado “más natural” y menos procesados. Cereales integrales, legumbres, frutas, verduras, frutos secos, semillas. Disminuir los azúcares y harinas refinadas, enlatados, industrializados, ultraprocesados, aditivados, etc. También se debería reducir o minimizar el consumo de carnes y lácteos.
Características de las comidas que equilibran a vata: alimentos calientes y de fácil asimilación como sopas, caldos y guisos de verduras y legumbres, aderezadas con especias que nos ayuden a digerirlas mejor y evitar gases, como por ejemplo: laurel, pimienta, hinojo, anís, comino, nuez moscada, clavo, jengibre y perejil. Es importante evitar bebidas frías y en su lugar aumentar el consumo de bebidas calientes, como infusiones. Hay que evitar estimulantes como café, té, cacao y el tabaco, porque desequilibran vata rápidamente. 

Automasajes con aceite de sésamo tibio (con una pequeña cantidad alcanza): Son depurativos y equilibrantes de vata. Pueden practicarse antes de la ducha, de cabeza a los pies, con movimientos (fricción suave) en las extremidades y movimientos circulares en articulaciones, pechos y abdomen. Si bien hay consejos sobre los horarios más convenientes y la cantidad de veces a realizarse, a los fines prácticos, podríamos hacerlos 3 o 4 veces por semana en el horario que podamos. Como alternativas cortas, podemos masajear pies, manos y cabeza. 
Ayuno de kitchari: esta comida (guiso de porotos mung, arroz y verduras), tiene un efecto depurativo en el organismo. No le da “trabajo” al sistema digestivo (porque es de fácil digestión) y es muy nutritivo. Podemos comerlo 1 o 2 días como único alimento para limpiar el organismo de toxinas. En otras notas podremos encontrar la receta.
Sudar: ejercicios diarios nos pueden ayudar a eliminar toxinas. En esta época, conviene hacerlos suaves y regulares. Caminatas por la casa o el balcón, bicicleta fija, rutinas de gimnasia. 
Práctica de yoga, pranayamas (respiraciones conscientes) y meditación: son depurativos mentales. Los horarios más convenientes para estas prácticas son de 6 a 10h y de 18 a 22hs, porque en estos horarios el cuerpo y la mente están más dispuestos a ellas. Igual podemos adecuarlos a la rutina que tengamos según lo que nos está tocando vivir. 
Del mismo modo, y en la medida de lo posible, hay que reducir actividades que alteren este dosha como situaciones de estrés, evitar la sobre estimulación auditiva, acostarse tarde y pasar mucho tiempo frente a las pantallas. En su lugar podemos escuchar música tranquila o leer. Tratar de evitar dormir durante el día (aunque una pequeña siesta es beneficiosa) y aumentar nuestra actividad física. Estos hábitos también hacen a la depuración de la mente.
Tisanas de hierbas (como hinojo, canela, jengibre fresco, anís) tomados 3 tazas al día. Para depuraciones más fuertes podemos usar bardana, diente de león, llantén y cola de caballo, pero en estas circunstancias de estrés que estamos viviendo recomiendo las hierbas más suaves.
También es recomendable para depurar (y para incorporar como hábito también) raspar la lengua al levantarnos y sacar la “saburra”, que es la acumulación de toxinas del tracto digestivo. Podemos hacerlo con un raspador especial o con una cuchara de acero inoxidable.
Con estas prácticas y consejos iremos equilibrando las fuerzas de vata, para que este dosha no se acumule y nos cause síntomas. Un vata equilibrado se expresara en alegría, entusiasmo, buena comunicación y creatividad, que son cosas muy necesarias y convenientes para pasar la cuarentena. 
¡Éxito en la aplicación de los mismos!
Amorosamente,

Dra. Julia Elena Scocco