YOGA EN LA ESCUELA ARINO






Hola, mi nombre es Sofía y soy estudiante del tercer año de la Tecnicatura en Yoga y Salud Integral de la Universidad del Gran Rosario.

Hace cuatro meses que me encuentro participando como docente, junto a una profesora de la Tecnicatura, en el proyecto de extensión universitaria “Yoga en las escuelas” en la Escuela Secundaria Raúl Arino de la ciudad de Funes, dentro del ámbito de la jornada extendida de la escuela.

El recibimiento del proyecto fue maravilloso, por parte de la institución, del cuerpo directivo y docente, de las familias y de los estudiantes.

Sin lugar a dudas, la llegada de esta maravillosa disciplina para el desarrollo del Ser que es el Yoga, era muy solicitada, para acompañar a cada estudiante en el proceso educativo y para su desarrollo en esta etapa, en plena construcción de su persona.

En las clases de Yoga creamos un espacio de conexión cuerpo, mente y alma; por lo que este es un espacio muy valioso, respetado por todos y todas. Desde el momento en que ingresamos al aula, dejamos nuestros calzados, mochilas, pertenencias y celulares del otro lado de la puerta; de esta manera enfocamos nuestra atención en la práctica y conectamos con ese pequeño momento presente en el que transcurre la clase. Ingresamos de manera ordenada y haciendo el menor ruido posible, cuidando el silencio y la energía del espacio.

Las clases de desarrollan siempre conservando una estructura que intentamos sostener y respetar en la manera de lo posible, aunque a veces tenemos que aprender a adaptarnos como docentes también.

Dar clases a adolescentes no es lo mismo dar a personas personas adultas. Es muy importante escuchar las necesidades de alumnos y alumnas, y los acontecimientos grupales que surjan y en base a eso, adaptar la clase que teníamos en planificada y las futuras. 

La estructura de la clase es siempre la que hace que una clase de Hatha Yoga cumpla su principal objetivo, alcanzar un estado de conciencia más elevado. Comenzamos con una toma de conciencia, en silencio, sentados en sukhasana, una postura cómoda, en la que podamos estar y conectar por unos minutos. Luego (y aman esta parte) hacemos las salutaciones al sol (Surya Namaskar) como entrada en calor, conexión con el cuerpo y la profundidad de la respiración. Siempre es importante darles un espacio de descanso luego de este momento, con un pequeño savasana logramos volver a eje para una práctica de asanas. Teniendo en cuenta sus necesidades y la forma de vida de la mayoría de los adolescentes en los tiempos que corren, hemos optado por comenzar con las series de asanas de pie. En las mismas trabajamos la consciencia postural, el dinamismo, la fuerza, la firmeza, la voluntad, la autoestima y mucho más. Nos encanta cerrar las series con un asana desafiante, de equilibrio y concentración como es Vriksasana. Por último algunas torsiones espinales para ir bajando un poco luego de tanta energía y terminamos con un buen Savasana. Aquí solemos utilizar un pequeño momento para la toma de consciencia de la respiración. Estamos aprendiendo a escucharnos y a ver cómo es que sucede este proceso. Poquito a poco nos iremos acercando a Pranayama...

Siempre, pero siempre, finalizamos con una meditación y nos saludamos con mucho respeto.

 

Ommm...

Shanti, Shanti, Shantiii...

 

Hari Om...

 

Nadie dijo que sería fácil... Las primeras clases fuimos aprendiendo entre todos y todas, a entender de qué venía esta experiencia. Luego de estos meses transcurridos, me alegra muchísimo compartirles que tenemos un grupo conformado y muy comprometido y que, de a poquito, se van sumando algunos estudiantes más a esta hermosa comunidad de Yoga en la Escuela Arino. Aquí comparto unos mensajes de los/as alumnos/as sobre sus propias experiencias con el Yoga






Sofia Ghomaid
Estudiante Avanzada
Tecnicatura Yoga y Salud Integral
UGR