Especialista en psicología considera que en esta crisis mundial del coronavirus hay una oportunidad de redescubrir nuestra naturaleza primigenia y más humana, generando nuevas conexiones neuronales en el tránsito de los cambios.


Imaginemos que la definición de lo que somos es como un castillo que ha construido un niño con piezas armables. Entonces llega algo que patea esa construcción, y la derrumba. La pandemia ha hecho justo eso con el constructo humano que consideramos nuestra identidad.
Esta es una visión aportada por la terapeuta Virginia Gawel, psicóloga argentina de raíces polacas, directora y fundadora del Centro Transpersonal de Buenos Aires (CTBA), quien en su hacer como conferencista, docente y escritora, ha profundizado en distintos pensamientos, en la espiritualidad, en el humanismo y en las neurociencias. Además, promueve en los estudios del comportamiento humano un nuevo paradigma, uniendo las psicologías de oriente y de occidente. 
Virginia Gawel ofreció en entrevista una perspectiva integradora de la humanidad ante el coronavirus.
Una experiencia compartida
La pandemia nos empuja a los cambios, pero no son los propios y previstos, sino que es una situación que desmorona los constructos sociales e individuales, explicó Virginia Gawel durante un enlace por internet desde su casa, ubicada en Partido de Luján, a 80 kilómetros de Buenos Aires, Argentina, donde está pasando la cuarentena, abriéndose a los retos que la pandemia ofrece y haciendo lo posible para que tanto ella como su madre, Eugenia Tonski, quien vive a algunas casas de su vivienda, puedan estar seguras durante la contingencia. 
La salida a la pandemía es hacia adentro: esta puede ser una gran oportunidad de que nazca otra humanidad
A sus 58 años de edad, Virginia vive en carne propia el proceso que vivimos todos actualmente, y debido a que da clases en línea para alumnos de muchos países, ha presenciado a través de otros ojos cómo transcurre la cuarentena en otras regiones del planeta, dimensionando la magnitud de lo que acontece ahora a la humanidad, incluso tiempo antes de que el coronavirus llegara a Latinoamérica. Para Virginia, esta es una dificultad ante la cual es necesario adaptarse. 

Un mundo interior y exterior en crisis

Gawel expresó que situaciones como una guerra, un desastre natural o una pandemia ocasionan una ruptura de la identidad humana: las variables preconcebidas de su existencia se modifican, sus costumbres y hábitos cambian, «el mundo en el que se vive ya no es más el que era; lo que llamábamos primer mundo ya no es más primer mundo. Los que tenían un muro para que no pasaron los ilegales, de pronto se están muriendo. Ahora están muriendo más los que están del otro lado del muro que los que no dejaban pasar; o sea, han cambiado todas las variables», explicó. 
Además, considera que hay una ruptura de la realidad, un resquebrajamiento interno, aunado a la catástrofe externa, y eso es vivido por los individuos como una gran desgracia, un gran desconcierto, originando temor, ansiedad, incertidumbre, mucha desnudez, porque la identidad que se tenía hace unos meses ya no está. 

El humano ante su propia complejidad

Este impacto empuja a readaptarse. Recordando a Charles Darwin, la especialista mencionó: «En verdad lo que hace que una persona pueda salir airosa de las circunstancias es desarrollar su inteligencia adaptativa».
Los procesos de adaptación los viven todos los animales, pero, para el ser humano —señala—, que es un mamífero con un cerebro muy complejo, sería como reordenar un rompecabezas de diez mil piezas en vez de cien; entonces, los procesos adaptativos para los seres humanos implican ruptura, reconexión y construcción de nuevos enlaces neuronales en el cerebro, un «recableado», por así decirlo. 
En suma, la experta reconoce que estamos respondiendo a estas adaptaciones de imprevisto, como ante cualquier otra catástrofe, con la singularidad de que esta situación es mundial, nos pasa a todos, es democrática: «No hay a dónde ir, no hay cómo esconderse, no hay emigración posible para salvarse de lo que está sucediendo; no hay más que pocas cosas bajo nuestro control», sentenció la investigadora. 

Las reacciones iniciales ante el cambio

Virginia Gawel afirmó que ante la situación actual todos tenemos dos opciones: tratar de adaptarnos o no hacerlo. Si se decide lo primero, las conexiones neuronales se reorganizan y se adquieren nuevas formas de asumir la identidad y la realidad: «Cuando uno se va adaptando, hay un recableado del cerebro, entonces baja la incertidumbre, y empieza uno a autoaquietarse».
Esos cambios los explica como un proceso, planteando la vivencia de ruptura de la identidad en tres escenarios principales, situados, si visualizamos, en un triángulo equilátero: en los ángulos de su base están los puntos A y B, opuestos entre sí, y en el vértice superior un punto que denominamos C.
En A se ubican las personas que entran en miedo extremo o terror, quienes entran en una situación de ansiedad desesperante al vivir el quiebre de identidad, quienes sobredimensionan el miedo.
En el lado B encontramos la contraparte: las personas que se toman todo a la ligera, los que dicen que no pasa nada o son inventos de los medios. «El B es el que contagia —afirmó—. Aquí en Argentina hubo alguien que vino de viaje, ha ido a un casamiento, y ha contagiado a cuatrocientas personas en una fiesta. ¡Puso a 400 personas en cuarentena. Ha contagiado a todo un avión o a todo un bus! O sea, que a esta persona le ha faltado un poco de miedo, le ha faltado prudencia», lamentó. 
En el vértice de C, la psicóloga comentó que identificamos a las personas que tienen la prudencia para no ejercer la estupidez peligrosa del B, pero no se mueren del miedo como el sujeto en A; es decir, avanzar al punto C implica haber ganado sabiduría y ecuanimidad: «Tomo del A prudencia, miedo suficiente como para tomar precauciones. ¿Y qué me va regalar el B a la sabiduría? Parte de negación para no asustarse demasiado. La negación es un mecanismo de defensa útil, porque si no, enloquecemos, el problema es que el B, si se queda en la negación, es el peor peligro en la pandemia», señaló Virginia. 
Las personas en A y B —según Gawel— todavía no se han relacionado con su verdadera naturaleza y aún no ven la crisis como una gran oportunidad. 

Buscar herramientas para el cambio

Debido a esto, propone un camino hacia adentro para superar las dificultades de la pandemia, llegar a la ecuanimidad, buscando herramientas de crecimiento personal, ya sea leyendo libros o utilizando las plataformas digitales para conocer como autocalmar la mente para lidiar con las emociones, el miedo, la ira, el enojo, la angustia, trabajar con la propia sombra; es decir, factores no conocidos de sí mismo, aprender a trabajar las relaciones más difíciles, y con el propio ego, incluso reconsiderar nuestra relación con el ecosistema. Gawel ve en esta pandemia un grito de la madre tierra, que pide que paremos y modifiquemos todo aquello que no es armónico con la naturaleza [ver sugerencias en vinculada: Herramientas esenciales]

Hacer el viaje hacia adentro

La especialista argentina cree firmemente en que este es un momento para interiorizar, porque la cuarentena puede llegar a ser un retiro universal en el que podemos elegir cómo aprender a mejorarnos, desde el autocuidado consciente, alimentando adecuadamente el cuerpo, la mente y el espíritu, recurriendo a información y conocimiento adecuado para lograrlo: «En esto que se derrumbó no podemos volver a construir lo mismo. Un factor importante para lograrlo sería estudiar, aprender y saber que va a tomar un tiempo adaptarse, pero es un tiempo en que bien vale reconsiderar lo que denominamos importante, cultivando herramientas para la sabiduría, liberarnos de los condicionamientos para recuperar nuestra esencia y hallar felicidad, fortaleza, en esa interioridad espiritual que todos tenemos y que se acentúa con el estudio de sí», comentó Virginia

De lo condicionado a lo primigenio

En esta grieta abierta por la pandemia, las variables que quedan son: afuera y adentro, y lo que se puede modificar y trabajar es lo interior, expone la especialista en neurociencias: «Adentro de mí están los recursos que haya aprendido, los de mis fortalezas, los que traje al momento de nacer», y explicó que puede ser difícil acceder a esas fortalezas, porque nuestra naturaleza primigenia va siendo modificada desde la infancia por los condicionamientos de la cultura, de la sociedad y de la familia, de manera que nos crean una segunda naturaleza; es decir, los condicionamientos externos nos llevan a tener una identidad distinta a la que teníamos cuando nacimos, un constructo donde se nos da un valor dependiendo de si se es hombre o mujer, si se tienen o no ciertas ideas, si se adquiere o no determinada ropa, casa, auto, profesión, etcétera, creando en el ser necesidades, codicia, deseo, sensación de falta, desprecio por sí mismo y un odio a sí mismo muy marcado, señaló. 

Trascender y redescubrirse

Sobre lo anterior, la entrevistada comentó: «Todo esto no está en un niño cuando nace. Cuando empieza a hablar, cuando empieza a socializar, hay frescura, hay asombro, hay ganas de vivir, hay orgullo de sí mismo, de lo que va logrando; hay compasión natural, hay empatía», de manera que, en los primeros años de vida, el concepto del yo se acerca a lo auténtico de su naturaleza, pero luego, a medida de que va creciendo la idea del yo, que se arma en el cerebro, es algo totalmente aprendido, y esto es lo que se ve cimbrado durante las crisis. 
Ante esta pérdida de identidad colectiva y personal actual, podemos también redescubrir nuestra verdadera naturaleza —afirmó—, asegurando que esta puede ser una gran oportunidad de que nazca otra humanidad: «Nos toca a todos mirar el castillo de arena pateado por la pandemia y ver si construimos otra cosa a nivel individual y a nivel colectivo». 
Altruismo 
Gawel explicó que compartir y hacer activismo es una forma de acercarnos a la alegría esencial: se generan emociones positivas, que pueden ayudarnos a fortalecer vínculos dentro de la comunidad donde se comparte.

Psicología y espiritualidad

En el sitio web Vivir Agradecidos, donde Virginia Gawel colabora, invita a desarrollar cualidades para superar estos tiempos. Puede encontrar la charla en: viviragradecidos.org/psicologia-y-espiritualidad-2/
Herramientas esenciales
La psicología transpersonal es la continuación natural de la psicología humanista cimentada por Maslow, Rogers, Frankl y otros. Hace hincapié (en sus conceptos y sus técnicas) en ayudar al mayor despliegue de la persona, incluyendo en ello su búsqueda de un sentido trascendente en relación con la realidad y con su propia vida (CTBA, 2020). 
Durante la entrevista, Virginia Gawel, pionera en esa área en América, comentó que es posible recobrar la alegría de nuestra esencia original aun en las dificultades, sugiriendo aprender a hacerlo. Invita a hacer uso de las herramientas disponibles en el sitio web del Centro Transpersonal de Buenos Aires (centrotranspersonal.com.ar/), en su sitio de YouTube (CentroTranspersonal) y en su Facebook (@virginia.gawel), donde es posible encontrar charlas o escritos esclarecedores para el desarrollo personal y espiritual, en especial en esta situación de pandemia. Entre sus recomendaciones para la transición de la crisis actual, Gawel mencionó tres libros: "Cuando todo se derrumba: palabras sabias para momentos difíciles", de la monje budista Pema Chödrön; el título "En defensa del altruismo", de Matthieu Ricard, monje budista, fotógrafo y autor; además del último trabajo literario de su autoría, "El fin del autoodio", disponible en línea por la editorial Ateneo.

Virginia Gawel, es Argentina, psicóloga, escritora, docente y terapeuta. Pionera en la difusión de la psicología transpersonal para Argentina y América, directora del Centro Transpersonal de Buenos Aires, institución que fundó en 1994. Desde 1984 se especializó mediante múltiples estudios de posgrado en neurociencias y humanidades, diplomados y cursos en universidades internacionales e institutos de referencia en el área del conocimiento de distintas ramas filosóficas, para lograr la integración de las psicologías de Oriente y Occidente, buscando que este paradigma fuera incluido en la currícula de distintas universidades de Argentina y Sudamérica.
Es integrante del Consejo Editor del Journal of Transpersonal Research y forma parte de la comisión fundadora de la Asociación Transpersonal Iberoamericana (ATI). Es docente colaboradora en Fundación Paliar, trabajando en relación con el acompañamiento de pacientes terminales hacia un buen morir. Es activista por los derechos de los animales.
Además, es productora y directora de la serie de entrevistas en video Gente esencial. Es directora de Ediciones transpersonales del sur, un espacio dedicado a la publicación de material didáctico para cursos en línea, libros, cuadernillos y revistas, todos en soporte digital.
Oficia como columnista en diversos medios gráficos y radiales y ha escrito múltiples libros. Su sitio web: https://www.centrotranspersonal.com.ar/bio-virginia-gawel/